Evita las lesiones de rodilla haciendo unos pocos ejercicios

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Lesionarte al hacer una actividad deportiva no es cosa de risa. Puede que tengas un tropiezo y te tuerzas el tobillo, o por un mal movimiento, tu muñeca quede dañada. Pequeños detalles que no te afectan en tu día a día, pero, ¿qué pasaría si lo que te lesionas es tu rodilla?

Tienes que prevenir las lesiones

Durante cualquier actividad física, las rodillas es la parte del cuerpo que más sufren, ya que soportan todo el peso del cuerpo durante cualquier movimiento. Además, no tienen nervios, por lo que si se siente dolor en las rodillas, significa que se necesita atención inmediata.

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¿Se puede evitar que suceda algo así Por supuesto, con estos consejos conseguirás mantener ambas rodillas sanas:

  • Propiocepción: Hacer algunos ejercicios de propiocepción es muy bueno para tu cuerpo, ya que esto te ayuda a fortalecer las rodillas mediante trabajos de movilidad y estabilidad. Gracias a esto, se pueden prevenir lesiones deportivas.
  • No hagas nada sin antes calentar: Es importantísimo calentar antes de comenzar a hacer cualquier tipo de actividad física. Estiramientos, algunos movimientos suaves… todo esto favorece a tus rodillas y aumenta la temperatura de tu organismo, lo que ayuda a aumentar la circulación de la sangre. Esto permitirá una mejor distensión de los músculos y los ligamientos, reduciendo así la tensión y la presión que se ejerce sobre las rodillas. Un buen calentamiento se compone de seis fases, así que tenlas muy en cuenta al establecer cuales vas a hacer.
  • Elige bien el calzado: Es cierto que elegir el calzado adecuado para una actividad física suele relacionarse más con el cuidado de los pies. Pero, cuando haces ejercicio, y tus pies impactan en el suelo, esto también repercute en tus rodillas, con lo que podrías dañarlas severamente. Por eso, es muy importante estar bien preparado con un equipamiento que sea cómodo a la hora de hacer ejercicio.
  • Entrena lo que necesites: Es bueno intentar superar las limitaciones de uno mismo. Sin embargo, tu cuerpo no lo podrá soportar. Tienes que marcarte un tiempo de entrenamiento y cumplirlo, nunca sobrepasarlo. Según te vayas acostumbrando al ritmo, podrás aumentar el tiempo de entrenamiento, pero nunca te pases, o luego podrías acabar sufriendo alguna lesión grave.
  • Elige con cuidado el tipo de ejercicio que harás: ¿De verdad eres capaz de hacer el ejercicio que estás planeando? Es una pregunta que deberías hacerte antes de pensar en hacerlo. Busca ejercicios que se adapten a tu condición física. Después, cuando te hayas acostumbrando, podrás aumentar la dificultad y la intensidad.

Al terminar de hacer ejercicio, no hay que confundir la fatiga con el dolor. Que sientas un poco de molestia por todo el cuerpo solo puede significar que tu cuerpo se está acostumbrando a la nueva rutina. Dolor sabrás que lo sentirás cuando no puedas moverte bien o por cualquier cosa sientas una molestia muy fuerte en tu rodilla. En este caso, tendrás que ir al especialista.

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