Las posturas en el sofá y el dolor de espalda

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En sus comienzos constituyó un mueble reservado a la realeza: los árabes le usaron como trono, y los romanos le nombraron triclinum (solo podía ser usado por los hombres de alta cuna). La modernización, se encargó más tarde de volverlo un elemento indispensable de la vida doméstica, hasta tal punto, que hoy en día no podríamos concebir una sala de estar o un dormitorio sin un cómodo sofá.

Tanto es así, que el término “hacer softing” está relacionado con las personas que permanecen largo tiempo sentadas o acostadas en este tipo de mueble, ya sea para relajar, disfrutar de una buena película o leer un libro. Por supuesto, todo en exceso es malo, y el resultado de una vida sedentaria teniendo como cómplice al sofá de nuestro hogar, trae como consecuencia numerosas lesiones musculares, contracturas y dolencias.

Nuestra columna, la primera víctima

Si necesitáramos destacar el aspecto más importante para evitar las lesiones causadas por el mal uso del sofá, ese sería precisamente el de adoptar una posición natural. Esto es, mantener la forma curvada de la columna sin encovarnos demasiado o estirarnos exageradamente.

“El peso de nuestro cuerpo debe recaer en igual proporción sobre nuestras extremidades, mientras velamos porque nuestros talones y puntas de los pies toquen correctamente al suelo”, nos aconseja el responsable del portal especializado SofaClub.es. De igual manera, es sumamente conveniente apoyar nuestra columna vertebral al respaldo del sofá, de modo que las regiones dorsal y lumbar reposen correctamente.

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Para reducir las tensiones musculares, es importante prestar atención a la simetría de nuestro cuerpo: reclinarnos sobre un costado, cruzar las piernas, recostarnos indebidamente mientras sobrecargamos el coxis o la nuca, son algunas de las posturas más peligrosas que debemos desterrar de nuestros hábitos. A su vez, aquellos muebles con apoyabrazos demasiado altos, o bajos, podrían recargar excesivamente los hombros y conducir a una contractura severa.

Acostarse en el sofá, ¿tan malo es?

No importa cuán cómodo te parezca tu sofá, no es un mueble para tumbarse a descansar. Más aún si se trata de un sofá que ha perdido la firmeza de sus primeros días. A lo largo del tiempo, estos muebles adoptan un relieve irregular, lo que descompensa el equilibrio de nuestro cuerpo al acostarnos.

Si recibes visitas frecuentemente y quieres hacerles un favor, opta por colocar un sofá cama en tu salón. En este artículo nos hablan de sus beneficios, tanto de espacio como de comodidad para las personas que van a utilizarlo.

A nivel personal, si no puedes perder la costumbre de dormir o acostarte en el sofá, al menos asegúrate de utilizar un cojín entre las piernas (que deberán estar ligeramente elevadas) y otro para recostar la cabeza. La idea en este tipo de posturas, es que el cuerpo mantenga una posición lo más horizontal posible.

Junto a la recomendación anterior, también es válido velar por el tiempo que permanecemos bajo una misma posición. Esto resulta perjudicial para nuestros músculos y articulaciones, por lo que deberás efectuar ligeros estiramientos, rotaciones y flexiones de las extremidades, el cuello y los hombros, o si lo prefieres, incorporarte cada cierto tiempo y realizar caminatas cortas.

Otras consideraciones a tener en cuenta

Para la zona cervical, punto donde convergen el cráneo, el tronco y las extremidades superiores, puede ocurrir que el respaldo del sofá se encuentre demasiado bajo o demasiado alto. En cualquier caso, nuestro cuello sufrirá las consecuencias si no acudimos al uso de cojines que permitan una posición acertada, y corrijan los defectos de una cervical demasiado flexionada hacia atrás o comprimida hacia delante según sea el caso. Y los dolores de cuello esconder problemas de salud más graves de lo que a priori parece, como podemos leer en este artículo de El Mundo.

Similar escenario ocurre con la región lumbar de nuestra espalda (área donde se ubican las vértebras lumbares), pues generalmente se trata de la zona donde más tensión se acumula durante nuestros momentos de descanso en el sofá. Para evitar recargar demasiado esta área, lo más prudente es apoyar el peso sobre los huesos de la pelvis llamados isquiones, y recurrir nuevamente al uso de cojines para compensar el espacio extra que pueda existir entre la espalda y el respaldo del sofá.

Además de lo anterior, debemos conocer que el respaldo debe poseer un ángulo de inclinación entre los 10 y 15 grados para proteger nuestra espalda. Si al sentarte notas algún síntoma de incomodidad, puedes estar recargando demasiado un área del cuerpo, con lo que deberás identificarla realizando diversos movimientos en todas las zonas que involucren la pelvis, la cervical y la región lumbar.

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