No cabe duda de que la sandía, con permiso del melón, es la fruta estrella del verano. Su gran contenido en agua, bajo aporte calórico y elevado valor nutricional, la convierten en un fantástico aliado para luchar contra el calor estival. No obstante, sus cualidades refrescantes y delicioso sabor, no son las únicas propiedades de la sandía, ya que en su composición incluye diferentes elementos capaces de proporcionar grandes beneficios para nuestra salud.
Existen diferentes variedades de sandía, que se distinguen entre ellas en función del tamaño, forma, color externo o grosor de la cáscara. Además, no podemos olvidar las populares variedades de sandía sin pepitas. De cualquier forma, sea cual sea la que elijamos, sus efectos sobre la salud serán similares.
Vamos a ver alguna de las muchas propiedades de la sandía.
Muchos de los beneficios de la sandía, están relacionados con el sistema circulatorio. Estamos ante una importante fuente de citrulina, un aminoácido fundamental para mejorar el tono vascular y cardiaco, y que contribuye a disminuir la presión arterial, y con ella el riesgo de sufrir diferentes enfermedades cardiovasculares.
Por otra parte, al igual que el tomate, la sandía tiene grandes cantidades de licopeno, el cual le proporciona su característico color rojo. El licopeno es un excelente antioxidante, que permitirá retrasar el envejecimiento celular, acabando con los perjudiciales radicales libres generados por estilos de vida poco saludables.
El licopeno es además el responsable de otro beneficio de la sandía, y es su capacidad para regular los niveles de colesterol, ya que dificulta la acumulación de grasa en las arterias. Esto ayuda a mejorar la circulación sanguínea, y al igual que la citrulina, contribuye a disminuir la presión arterial.
Además, la sandía es una fruta realmente apreciada por deportistas. A su alto poder hidratante, hay que añadir otra propiedad de la sandía, como es su capacidad para reducir el dolor muscular, así como para retrasar el agotamiento, y su efecto vasodilatador. Y no podemos olvidar que consumida después del ejercicio, reduce la aparición de las molestas agujetas.
Por último, mencionar las propiedades diuréticas de la sandía, lo que permite la eliminación de toxinas y desechos, impidiendo además la retención de líquidos.
Seguro que tras conocer estas propiedades de la sandía, te estarán entrando ganas de comer una buena rodaja… o dos. Pues adelante. ¡Estamos ante una de las pocas cosas en las que abusar no es perjudicial!