Alergia primaveral: síntomas y remedios

Aunque pueden atacar en cualquier época del año, la primavera es la estación princeps para la polinización de las plantas y los pólenes se convierten en potentes alérgenos para cada vez más personas. Es la época de la temida alergia primaveral.

Rinitis (estornudos frecuentes, rinorrea o secreción acuosa abundante, congestión nasal), conjuntivitis (enrojecimiento de los ojos, picor intenso) y asma bronquial (dificultades respiratorias, sibilancias o pitos) son las expresiones más comunes de la alergia al polen. Aumenta exponencialmente el número de personas que se hipersensibilizan a estos agentes inhalantes con gran potencial alergénico.

La hipersensibilidad al polen es la responsable de la alergia primaveral.

Los pólenes son elementos microscópicos que se encuentran en el aire durante los periodos de polinización de ciertas plantas, particularmente en primavera. En España la alergia a estas sustancias, en principio inocuas, adquiere proporciones epidémicas desde finales de abril o principios de mayo hasta bien avanzado el mes de junio. Durante este periodo, los pólenes de las gramíneas (césped, ramajes, matorrales y otras plantas de crecimiento espontáneo, así como los cereales) y del olivo son los que tienen más capacidad de sensibilización alérgica. En los últimos años está empezando a cobrar importancia el polen del árbol del plátano.

El Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) tiene desarrollado un modelo predictivo para valorar la concentración de pólenes de gramíneas (los más alergénicos, con gran diferencia) y comprobar su impacto en la sintomatología de la población.

La cantidad de lluvias condiciona la germinación de las semillas, de tal modo que si ha llovido abundantemente durante el invierno, más intensa será la polinización en primavera. Esta temporada, sin embargo, como la pluviosidad ha resultado más bien escasa, se prevé una afectación moderada.

Las previsiones tienen gran trascendencia clínica, puesto que las mayores concentraciones de pólenes se correlacionan con más prevalencia de rinitis alérgica y asma bronquial por polinosis primaveral. De este modo, se pueden establecer estrategias de consejos preventivos, de disponibilidad de antihistamínicos en las farmacias y de atención en urgencias.

En el caso de las embarazas la administración de antihistamínicos o de cualquier otro tipo de medicamentos debe ser rigurosamente prescrita y supervisada por el médico. El diagnóstico de confirmación es fundamental para instaurar lo más precozmente posible el tratamiento más adecuado.

Muchos procesos alérgicos, que debutan con síntomas de rinitis y conjuntivitis, con el tiempo evolucionan a asma bronquial, que es la manifestación más grave. Esto podría evitarse con un diagnóstico preciso y un tratamiento temprano. En el caso de la polinosis, existe la inmunoterapia o vacunación, que es un tratamiento específico y a la medida de cada paciente. En realidad, es la única actitud terapéutica dirigida a las causas, no sólo a controlar los síntomas. Con esta medida, bien aplicada, se consigue una eficacia total en el 80% de los casos, lo que significa que los pacientes vacunados permanecerán libres de síntomas.

Un hecho constatado en numerosos estudios es que las enfermedades alérgicas, sobre todo las que se manifiestan con rinitis y asma, como en el casos de la polinosis, acaban produciendo crisis de tos seca e interfieren notablemente en la calidad de vida de más de la mitad de los afectados.

Sin embargo, los especialistas admiten que hay una tendencia muy generalizada a minusvalorar estos síntomas. Esto también conduce a que más de un 10% de los pacientes se automedique, principalmente con antihistamínicos, muchos de los cuales producen sedación y somnolencia y pueden ocasionar accidentes.

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